
“Son hombres que manejan a las compañeras, las traen con engaños, aprovechan la situación económica de muchas de ellas y llegan desde la Argentina para trabajar ilegalmente en casas particulares”, expresa Mendoza.
Calculan que existe más de 50 mujeres que llegan del vecino país y no ingresan legalmente a Bolivia, además de no cumplir con las visas migratorias y los controles de sanidad en los programas de salud sexual, lo que puede provocar una proliferación de enfermedades venéreas.
Mendoza dice que algunos locales que funcionan de forma clandestina no pueden ser intervenidos porque algunos tienen influencias, incluso señala que de forma personal hizo conocer nombres de las personas involucradas, pero todavía no existe acciones desde la fiscalía.
“Hay un señor que trabaja en migraciones y que su mamá tiene un local, cuando las compañeras que vienen de la Argentina no van a trabajar a su local las amenaza y las devuelven a su país”, denuncia la dirigente.
Estiman que existen 7 locales clandestinos, pero además hay viviendas en el centro de la ciudad y hoteles que se prestan para esta actividad, concluyó Mendoza.